Desde hace unos años la medicina convencional
se apoya en algunos campos de la medicina alternativa debido a las necesidades
humanas urgentes. La mente, el cuerpo biológico y espiritual son
tres campos desconocidos décadas atrás pero necesarios en nuestra forma de vida
diaria. Actualmente, gracias a Dios y a médicos de gran relevancia, estamos
descubriendo claves muy importantes para nuestra información genética, espiritual
y terrenal.
Individuos que se basan en el esoterismo,
por ejemplo, no han evolucionado ni se han adaptado a la actualidad, sino que
viven según su información genética de vidas pasadas. Por lo tanto, están en una era donde su subconsciente no es
real ni acorde a la época que viven.
El desequilibrio psíquico que padecen numerosas
personas en nuestro entorno y sociedad no proviene únicamente del cerebro y sus
funciones vitales sino de cuatro elementos fundamentales o más que no se
encuentran conectados entre sí. Por ejemplo, si el cerebro no tiene las principales
funciones neurológicas activas y conectadas cien por cien siempre existirá una
patología crónica que derivará en enfermedades terminales como el cáncer u
otras.
Las investigaciones científicas actuales
demuestran que no sólo somos cuerpo y mente o células vivas que se reproducen y
mueren.
Somos espirituales y terrenales, y dentro
de estas dos dimensiones existen para mí cuatro elementos fundamentales que
deben estar equilibrados y conectados entre sí: consciente, subconsciente,
espiritual y terrenal más la información genética que no sólo nos informa a
nivel biológico.
Las regresiones de vidas pasadas en estos
tiempos nos confirman que son reales, vivencias de un pasado que se pueden
llamar existencias en otras vidas que nos hacen continuar en la vida presente
sin ser conscientes de ese lugar y de ese espacio. Esta información también va
con nosotros.
Ese espacio nos hará ser realmente lo que
somos, no cuando somos niños ni adolescentes sino a partir de los treinta,
cuarenta o cincuenta años donde empieza a manifestarse ese mundo que lo traemos
con nosotros pero que es desconocido por el ser humano.
Somos cuerpo en varias dimensiones y si vivimos
día a día lo cotidiano de un individuo normal, al cabo de varios años o dos
décadas, por ejemplo, se quedará sin vitalidad y aparecerán enfermedades
terminales. La vejez deteriorada no tiene por qué padecer al final de sus días.
Todos los recursos humanos que traemos cuando nacemos deben ser activados y
fomentados buscando la evolución humana y la perfección junto con la conexión
de los cuatro elementos fundamentales existentes en el ser humano. Cuando una persona termina su existencia debe haber evolucionado con respecto a su vida
pasada.
La información genética no es sólo
biológica sino toda una existencia vivida hacia una evolución y no hacia un
deterioro terminal.
Debemos buscar nuestra existencia y conocernos a nosotros mismos. Esto es lo más importante que debe hacer un ser humano, encontrar la tecla de su vida.