L. había estado varios años con especialistas y realizaba análisis completos a menudo, pero no tenía nada. Sólo un poco de falta de hierro según ella. Me comentó por teléfono su problema sin conocerme. Después de diez minutos hablando con ella, recuerdo que le dije que posiblemente sería una carencia fisiológica de su cuerpo y al cabo de varias sesiones confirmé el diagnóstico.
Cuando subí a Madrid la traté en dos sesiones. Después de varios meses, volví a recibirla y ya había mejorado un poco, pero aún estaba con brotes de eccemas y bastante deprimida. Pregunté por su infancia y algunos recuerdos de ella no eran muy agradables. Toda esta experiencia psicológica y física me llevan a detectar y profundiza en el problema. Esto quiere decir que la mente, el cerebro, el cuerpo, el alma, etc son un colectivo.
Ha sido difícil erradicar este problema, por decirlo así, porque eran consecuencias de más de veinte años. Actualmente está totalmente recuperada. Los brotes desde hace dos o tres meses no han regresado, está más animada y se ha reforzado su carácter.
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